Una mamá de Baby Suite nos cuenta su parto y nos da una lección de actitud.

Una mamá de Baby Suite nos cuenta su parto y nos da una lección de actitud.

Empezábamos la semana 40 y la ginecóloga nos había mandado andar mucho mucho, tanto… que parecía ¡algo de locos! Ni más ni menos que 4 horas diarias. Vale que soy una chica deportista y que hice deporte hasta la semana 36, pero 4 horas era algo exagerado… Cogía a nuestro perro y me recorría todo Pozuelo, parecíamos la patrulla canina.

He querido comenzar el relato hablando de nuestros largo paseos (los cuales ahora tanto echo de menos), pero lo suyo sería de empezar presentándome un poco para que conozcáis cómo soy, mi estilo de vida y nuestras circunstancias, disculpadme. Me llamo Andrea, tengo 32 años me considero una chica con mucha fuerza de voluntad, y con algo más que es todavía más importante, muy optimista. Os aseguro que una buena combinación de ambas no solo es clave, si no que además es fundamental. Mi embarazo fue muy muy bueno, los únicos síntomas que tuve fueron sueño los 3 primeros meses, y retención de líquidos al final de embarazo. Como muchas estaréis pensando, fui muy afortunada al no tener mareos, ciática o nauseas, eso es así.


Volviendo a nuestro relato, a la vuelta de uno de los largos paseos que me daba con mi perro y casi siempre acompañada de mi marido, fui al cuarto de baño (el cual ya visitaba prácticamente cada hora) a orinar, y noté que la braguita estaba mojada. Pero no estaba mojada de flujo, estaba mojada como de agua, o como si se me hubiera escapado un poco de orina, pero no recordaba haber tenido la sensación. Me cambié la braguita para controlarlo más y me puse una de color blanco para ver el color de ese misterioso líquido. Al rato, volví al baño y observé que me había vuelto a mojar. Eso no era orina ni flujo, era algo nuevo para mi. Era un líquido transparente como si fuera agua del grifo. De inmediato me imaginé que eso solo podía ser líquido amniótico, la bolsa debía estar fisurada (aun así tenía mis sospechas, pero algo me decía que era la bolsa).

Se lo comenté a mi marido y repasamos la lista de todo lo imprescindible para el hospital. Teníamos todo (incluida la silla instalada en el coche y la gasolina repostada), lo dejamos en la puerta de casa y avisamos a unos amigos para que se hicieran cargo de nuestro Bebé Nº0, el perro.

Descansamos tranquilamente, nos despertamos por la mañana, nos dimos una buena ducha y cargamos el coche con todo lo necesario. Sabíamos que había muchas posibilidades de no volver a casa en unos días (no os marchéis sin regar las plantas y sacar la basura, jeje. Os aseguro que hay tiempo más que de sobra para dar a luz). Fuimos a la Pastelería Mallorca y nos dimos el último homenaje, desayunamos muy rico y muy bien. ¡Hay que tener energías, y para mi era fundamental!. La casualidad quiso que cuando entrábamos a Mallorca, mi matrona Paula Camarós, estuviera saliendo con sus peques y su marido de desayunar, fue genial. Le comenté nuestras sospechas y ella lo tuvo claro, no íbamos a volver a casa en unos días.

Nos pusimos rumbo al hospital e íbamos entre nerviosos y felices, ¡qué emocionante! En nuestro caso, no quisimos avisar a ningún familiar ni amigos (exceptuando nuestros queridos cuidadores del Bebé Nº0). Queríamos disfrutar de todo el proceso sin que nadie nos “presionara” con mensajes de WhatsApp, o con preocupaciones innecesarias. Bajamos del coche con una mochila pequeña en la que habíamos metido sólo lo fundamental (el resto podía esperar). Esto es muy importante, haced una bolsa o mochila con lo necesario para estar en el paritorio. La ropita del bebé, los camisones, neceseres extras, etc., no hacen falta en ese momento y solo serán un estorbo, ¡os lo prometo! allí lo primero que tendrás que hacer es ponerte SU camisón, no llevar ropa interior, quitarte todas las joyitas…


Para nosotros lo importante era: Papeles y DNI, unos altavoces de música con una lista muy divertida que fuimos haciendo, cargadores varios, el IPad para ver películas, unos calcetines (soy muy friolera), chancletas, una camiseta de recambio para mi marido, un neceser muy pequeño con un cepillo de dientes (ojo, yo eché de menos el cepillo de pelo… después de muchas horas tumbada mi pelo era una enorme rasta, y una vez había sido mamá no había quien la deshiciera) una bolsa de nueces, una tableta de chocolate negro, una botella grande de Aquarius original, con su azúcar, nada de light ni zero, y una botella de agua para ir alternando con el Aquarius.

Sobre comer y beber en el paritorio, o no hacerlo, es algo en lo que no me quiero meter. Lo mejor es que hagáis caso a las matronas y a los médicos del centro donde deis a luz, pero seguid también vuestro propio instinto, son muchas horas en las que se necesita estar a tope de energía y si os encontráis mal o algo, decirlo y valorarlo.

Se me ha olvidado comentar que antes de que me llevaran al paritorio me exploró un enfermero muy simpático y nos dijo lo que todos sospechábamos. Como ya teníamos La Mochila Fundamental con nosotros, no hizo falta volver a por nada al coche.

Podemos imaginarnos nuestro parto deseado, pero nunca sabremos cómo terminará la historia. Lo importante es ir bien formada e informada, que son dos cosas diferentes- Hay que ir EMPODERADAS

Pasaron las horas y el cuello del útero no se borraba. Pedí una fitball, me pusieron oxitocina y de momento todo era llevadero. Tenía contracciones regulares pero no sumamente dolorosas. Nos tocó una matrona muy simpática (matrona nº1, luego entenderéis el motivo del número) y ella iba subiendo poco a poco la oxitocina, pero el asunto no avanzaba. Llegó entonces el momento de ayudarme a romper la bolsa.


No sabía muy bien si esto dolía o no… y estuve un poco tensa… me quedé alucinada al ver que no noté nada de dolor. Lo único que notaba es que un montón de agua calentita salía de dentro de mi. La sensación no era ni buena ni mala, simplemente nueva, o curiosa, pero a partir de aquí todo cambió. Empezó mi dilatación de verdad, las contracciones ya tenían otro color, empezaban a doler bastante y la matrona Nº1 me avisó de que su turno se terminaba y que me pensara en si me quería poner la epidural.

Mi idea sobre este aspecto, era tomar la decisión sobre la marcha, pero me pusieron mucha oxitocina y los dolores se intensificaban por momentos, y para más emoción, me entró fiebre. Es algo que no sabía que podía pasarte, pero al parecer no es tan extraño y simplemente lo que hacen las matronas y enfermeras es controlártela con paracetamol o antipiréticos que añaden en la vía y que ni te enteras. Lo que si que me provocó la fiebre fueron momentos de verdaderos escalofríos y tiritonas, que unidos a las contracciones, disipaban la idea del que aquello iba a ser coser y cantar. Llegó el momento de ponerme la epidural.

Para ponértela tienes que estar muy quieta, y el proceso se alarga unos 15 minutos más o menos, por lo que para mi, fue sin duda el momento más complicado de todo el parto debido al dolor de las contracciones y los escalofríos de la fiebre. La epidural en si, no duele, te ponen 4 o 5 pinchazos de anestesia local por la zona de donde te van a pinchar, y luego llega el pinchazo “importante”, el que te deja una minúscula vía puesta por donde va la medicación. Yo no sabía que te dejaban “algo” ahí. Es igual de fino que un hilo de pescar por lo que te tumbas y no notas que tengas nada en la espalda.

Como comentaba, la epidural no duele, pero puedes tener un momento complicado como el mío, que unido a la mala suerte del médico anestesista de no acertar con el espacio epidural, hizo que se me alargara más de la cuenta. Pasados los pinchazo de la anestesia local y puesta la epidural escuché un “Oh, no se si he pinchado un vaso”, a lo que una de las 6 enfermeras que entraron ahí respondió “Por el amor de Dios dime que no has pinchado un vaso”. Aquí hay 3 momentos de auténtico miedo que me podían haber evitado mucho pero que mucho susto y que los médicos no se enteraron. El primero de ellos era que no sabía qué significaba lo que el anestesista quería decir (miré a mi matrona Nº2 y ella no decía nada), el comentario de la enfermera me asustó aun más pensando en que igual no volvía a andar (por lo menos), las otras 5 enfermeras que entraron ahí a cotillear por supuesto tampoco ayudaban nada y el tercer momento fue el culmen. El anestesista sin decir nada, y para probar si la vía de la epidural estaba bien puesta, inyectó lo que él dijo que era suero (más tarde me han dicho que no creen que fuera eso) sin decirme nada.


Ésto provocó que mi corazón de deportista se pusiera como si hubiera corrido 3 maratones seguidas, el susto fue mayúsculo. Les dije/grité que por favor parasen, que me iba a explotar el corazón y entonces el anestesista dijo “efectivamente he pinchado un vaso”. Que pinchen un vaso no significa nada, solo quiere decir que la epidural ahí donde te la han puesto no va a hacer efecto y que hay que empezar el proceso de nuevo.

Si me hubieran hablado, si me hubieran dicho lo que estaban haciendo y sobre todo si me lo hubieran explicado, hubiera pasado una tercera parte del miedo que pasé. ¡Menuda metedura de pata la suya! El anestesista dijo que para el segundo intento prefería que me lo pusiera un superior suyo. ¡Menudo cambio! llegó, me habló, me dijo su nombre, me explicó los 4 puntos donde me iba a poner la anestesia local, me hizo contar por dentro hasta 3 para ponerme la epidural, y en 5 minutos, todo estaba resuelto. Conclusión, la epidural no duele, pero puedes tener mala suerte.

A los 15 minutos más o menos se te duerme el cuerpo y puedes echarte cabezaditas y todo. Es un buen momento para reponer fuerzas y relajarte un poco. Yo dilataba muy lento y eso hizo que conociera a la matrona Nº3, a la matrona Nº4, a un matrón… y, después de muchas horas, y más de un refuerzo de epidural extra que me tocó pedir porque se me despertaba la pierna izquierda, llegué a 6cm. Para dar a luz necesitas 10cm. Eso pintaba bien pero me estanqué ahí y por un momento casi no me libro de una cesárea. La ginecóloga lo tenía claro, si no se me aceleraba el asunto, pasaría por quirófano.

¡Oh no, qué desastre, después de todas las horas de preparación de suelo pélvico que había hecho en BabySuite eso no podía estar pasándome a mi! (me cayeron unos buenos lagrimones pero me animé a mi misma y me dije, “ánimo que ya queda menos tiempo para conocer al enano”) pues bien, eso pasa, y es algo que nadie puede controlar. Y al igual que los sustos llegan, muchas veces se van. Conocí a mi matrona Nº5, encantadora como las otras, pero con un tacto y un cariño especial, María Ángeles, todo amor. Vio que tenía fiebre y lo primero que hizo fue traerme paños de agua fría para ponerme en la frente, me susurró que no teníamos mucho tiempo para llegar a los 10cm pero que lo íbamos a conseguir. Bajo la orden de la matrona, entre mi marido y ella desmontaron la cama rápidamente y la convirtieron en una especie de butaca (esas camas son verdaderos transformers), y una vez sentada le dijo a mi marido que me moviera una de las piernas dibujando círculos en el aire. La ginecóloga entró y se quedó sorprendida al ver la situación, dijo que lo que hacíamos no valía para nada pero parecía que había dilatado algo más y nos dio más tiempo. Mi marido que es Santo, siguió ahí a tope con la pierna y en la siguiente visita de la ginecóloga, hizo una pequeña maniobra y se obró el milagro ¡Habían llegado los deseados 10cm! emoción máxima. Los movimientos ridículos de la pierna si que habían hecho su efecto. Mi matrona Nº5 a la que le hubiera llamado Mi Matrona Nº10 se puso manos a la obra y aquí llegó lo más fácil y precioso del mundo.


Me hizo hacer una prueba para ver cómo pujaba y se quedó alucinada del trabajo de suelo pélvico que había hecho en BabySuite con mi fisio (Cayetana, todo amor). Me comentó que se notaba mucho y que era una maravilla. Efectivamente, 12 minutos después tenía a un gordito en brazos, cero puntos y periné intacto. Indescriptible este momento. Mágico, aunque hemos de decir que le costó arrancar a llorar un poco y nos asustamos, pero parece que esto también forma parte de lo habitual (don’t panic). Luego vino el alumbramiento de la placenta, esto me pareció algo molesto de lo que nadie me había hablado mucho. Te ponen más oxitocina y te aprietan la tripa desde fuera para ayudar a que salga, a mi me pareció un poco desagradable la verdad, pero es algo de vital importancia ya que si queda algo dentro, es muy peligroso. Una vez alumbrado todo…. nos dejaron 3h de maravillosa piel con piel que hicimos tanto mi marido como yo y que disfrutamos un montón. Qué alegría, qué maravilla. El peque reptó a mi pecho y la matrona me ayudó a que me saliera el calostro, qué cosita tan preciosa.

GRACIAS a una buena preparación al parto y posterior trabajo de suelo pélvico, tuve el periné intacto y cero puntos. UNA MARAVILLA

Después de las 3h llegó un celador con una cama y un plato con un sandwich y un zumo concentrado de lo más poco sano y natural (sueño con que la comida sana/no procesada llegue un día a los hospitales). Tienes que comértelo para que vean que todo te sienta bien y una vez has terminado tu primera comida como madre, te llevan a la que será tu habitación las siguientes 48h desde que das a luz.

Llegas a la habitación y todo es genial, tu peque, tu marido… algunas visitas (muy pocas) y muchas entradas y salidas de enfermeras y médicos que entran para ir viendo que todo va bien.

La lactancia sigue siendo preciosa pero a las horas te das cuenta de que empieza a molestar un poquito, cambias de pecho y sigue molestando… como madre primeriza que eres, parece que no vas a tener la suerte de librarte de las grietas.


La lactancia duele, es difícil, es molesta y es MARAVILLOSA. Crea un vínculo especial con tu bebé. Poder mirarle mientras come y ver que pasadas unas semanas te responde con la mirada es una auténtica pasada. Con la lactancia me he dado cuenta de lo que ser Mamífero y de lo que tener una cría significa. Hay un montón de instintos que se te desarrollan dentro de ti que nunca antes te habías planteado (protección, alimentación… son solo unos de los más básicos).

Volviendo a la lactancia, te pueden salir grietas y si no tienes mucha suerte puede que una mastitis también. De todo se sale y con un buen equipo y asesoramiento se puede salvar, te pueden entender y te pueden ayudar. Nosotros fuimos del hospital a BabySuite para que me valorasen el agarre, las grietas etc. y tras aprovisionarme con todo lo necesario, nos armamos de paciencia y ya son más de 2 meses de estupenda lactancia.

Con todo esto quiero decir que por mucha idea que nos hagamos del parto maravilloso, es bueno saber también que muchas veces las cosas pueden ir por otro camino, que puede que no sea el deseado, pero igual de bueno. Y no debemos culparnos por nada, tanto como si no dilatas, o si dilatas muy rápido, o si algo no va bien, tu no lo puedes controlar, es imposible. Lo que si que puedes hacer es ir siendo positiva, dando gracias de lo que estás viviendo, disfrutar de lo que te vaya tocando e ir aceptando poco a poco lo que la suerte depara. Es un camino cuyo final no puede ser más precioso, es el camino a conocer a tu bebé, a vuestro hijo. Lo que pase en el camino serán pequeños baches, que vistos luego con perspectiva os aseguro que son auténticas tonterías. Se te olvida el dolor, se te olvida si te pincharon 1 o 2 veces la epidural e incluso si te costó ir al baño después. Todo todo merece la pena, os lo aseguro.

Andrea


Mujer y mamá Baby Suite – Empoderada y positiva

Hola a todos y todas. Soy Paula Camarós, matrona, mami de dos peques y fundadora de Baby Suite.

Me formé en Reino Unido, donde ejercí para el sistema público de sanidad 6 años. Estos años en un país pionero en parto respetado me ayudaron a conocer “otra maternidad”. Acompañar a cientos de familias y poder ser parte de su historia ayudándoles a traer al mundo a su bebé, en un entorno respetado y humanizado fue mi motivación para abrir en Febrero del 2017 mi centro para la maternidad. Creo firmemente en el trabajo de un equipo multidisciplinar, y defiendo y promuevo la práctica basada en evidencia.

Paula

Hola a todos y todas. Soy Paula Camarós, matrona, mami de dos peques y fundadora de Baby Suite. Me formé en Reino Unido, donde ejercí para el sistema público de sanidad 6 años. Estos años en un país pionero en parto respetado me ayudaron a conocer “otra maternidad”. Acompañar a cientos de familias y poder ser parte de su historia ayudándoles a traer al mundo a su bebé, en un entorno respetado y humanizado fue mi motivación para abrir en Febrero del 2017 mi centro para la maternidad. Creo firmemente en el trabajo de un equipo multidisciplinar, y defiendo y promuevo la práctica basada en evidencia.

Esta entrada tiene 5 comentarios

  1. Lorena

    Uff..llorando estoy. Me siento tan identificada y todo esto me reafirma que depende con quién te encuentres en el camino las cosas pueden ser muy diferentes.

  2. Anónimo

    Me encanto el relato!!! saludos desde Paraguay..estoy de 25 semanas =)

  3. Clara

    Una experiencia que no podía parar de leer.
    Con una gran actitud se puede llegar muy lejos.
    Cada vez alucino más con el poder de la mujer, lo que podemos llegar a ser capaces, es impresionante.

    Una experiencia increíble que me encanta leer, además a vísperas yo de dar a luz! Que estoy intrigada y quiero saber todos los casos posibles.

    Un abrazo enorme a todas esas mujeres luchadoras y positivas.
    Grandes felicitaciones por el trabajo de Baby Suite.

    Y a Paula, increíble trabajo, eres toda vocación, trabajadora, buena, maravillosa, simpática, humilde, vales oro guapísima!

    Muchos besos de una admiradora muy fiel de Barcelona.

  4. Irene

    Hola mira yo Tube un parto complicado en la semana 37 fui a hacerme una eco porque mi niña no crece lo suficiente porque yo no deja de fumar baja la cantidad pero no deja de fumar me estaban vigilando desde la semana 34 lleva toda la semana al hospital a que me hicieron una eco y mi niña con 37 semanas no llegaba a pesar los 2 kg me dijeron que había que provocar el parto ese mismo día bueno a mí todavía me faltan muchas cosas de preparar tenía todo comprado pero no monta llama a mi marido que me venga a recoger y bueno prepara una bolsa para mí sola bueno voy al hospital y allí me pusieron un balón vaginal para ver si mi útero se contrae y a y empezaba a tener un parto natural pero bueno a mí aquello me hacía mucho daño eso lo quería estar sentada en el baño las piernas abiertas que solo tenía ganas de hacer cacas y las matronas me engañe me que no me quería estar en la cama tumbada encima tú buena mala suerte de que la última prueba que te hacen tenía el estreptococo que es y cada cuatro horas me tenían que inyectar el antibiótico ah que yo no dilataba toda una noche y hoy le hacen nada pero tenía contracciones mías propias bueno me bajan para abajo y me poner la oxitocina me recomendaron que pedía la epidural después de pasarme todo el día con la oxitocina o así yo lo tuve un dolor sin comer nada yo no dilataba nada y yo le decía a mi marido y a mi madre estos hijosdeputa no pretenderás que puje porque no tengo fuerzas mamá cada poco venían a mirarme si delataba pero mi niña empezaba a tener estrés fetal se le paro dos veces creo que el corazón porque a mí me decían algo que no sé lo que era que nadie me lo decía que tengan hace su trabajo pero a mí lo único que hacían era asustado y me acelera tanto el corazón que me temblaba todo tranquila mujer y mediano postal tranquila cuando os estoy yo escuchando todo y así de cuando ya llegaron las 3 de la mañana una de las ginecologas que era jovencita se enfadó con la base mayor y la dejo mecagoenlaputa hola sacamos las perdemos a las 2 bueno ya me practicaron una cesárea de urgencia solo quería oír a mi niña o verla yo me puse muy nerviosa y les decía que por favor que me la enseñaría y me decían no tranquila mujer que va a hacer el piel con piel con tu marido y yo decía que no pero enseñármela quiero verla al final no hicieron el piel con piel con mi marido ni me la enseñaron directamente se la llevaron a la UCI con un respiradero un respirador a mí me volvieron a dormir porque ya está muy nervioso se pasaron tanto con la anestesia que yo no no era capaz de mear la vomitaba yo me pase 4 días en la cama porque me mareaba porque no paraba de vomitar y mi niña sigue en la UCI sin poder verlo tocar sin hacer algo yo siempre había querido quería darle al pecho estaban dando biberones porque yo no me podía mover porque yo sabía pasado al sexto día me me pude levantar para ir a ver a mi niña mi niña estaba con una sonda y con y con una vía en la cabecita a mí no me salía nada de leche esto ha sido muy traumático ya veo ya han pasado casi 4 meses y sigo sin haberlo superado y por tener estos agobios que tengo estos miedo y no he podido dar una lactancia materna exclusiva he tenido que hacer mixta mucha leche mi niña está bien es preciosa acuerdo mucho del hospital muchas gracias yo solo quería contar esto porque yo no daba la portancia para dejar de fumar sabía que era muy malo pero yo pensé que era peor el estrés y no pero es el fumar si hubiera deja de fumar mi niño hubiera nacido normal con un peso bueno si hubieras tenido un parto que me daba mucho miedo pero voy a tener un me parto deseado dejar de fumar por favor y ahora llevo casi 4 meses sin fumar y cada vez que me entran ganas pienso en aquellos momentos tan duros

  5. María

    ¡Me ha encantado conocer esta historia! Soy primípara y estoy ya de casi 33 semanas. Leer este tipo de experiencias me carga de energía positiva y de (aun) más ganas de conocer a la criaturita que está dentro.

    Muchas gracias por compartir.

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